Deja de sufrir y de sentir esas cosas. Deja de llorar y de
pensar tanto. ¿Por qué no disfrutas tan sólo de lo que tienes? ¿Por qué te
esperas tanto de la gente y luego te clavan el puñal por la espalda? ¿Por qué
es en días como estos cuando te pones a pensar en todas estas cosas que te
hacen sufrir tanto?
La razón es muy sencilla. Hoy es uno de esos días en los que
estas mal y esperas que alguien te ayude. Qué ironía. ¿Ayudarte? ¿A ti? Si da
gracias a que la gente sabe que existes… ¿por qué pides tanto?...Pues porque
hay alguien ahí al que sí que piensas que le importas. Alguien que piensas que
te puede ayudar…no, que sabes que te va a ayudar. ¿Y qué pasa? Que lo tienes
delante y esta igual de frío que últimamente. Que te das cuenta de que no va a
saber ayudarte. Que cada día está más lejos. Que las cosas han cambiado. Y te
matas por dentro, porque te sientes sola. Completamente sola en este mundo tan
grande. Que oyes voces de gente que quizá te dice “estoy aquí…cuando me
necesites”… solamente ecos. Que estas harta de el mundo que te rodea, que no
hacen más que añadir lágrimas a esa colección tan grande que tienes ya… Y si
por casualidad había alguien que podía ser diferente… y te da rabia, muchísima.
Por que vuelves a estar igual que hace 10 meses. Vacía por dentro. Parece que
tu corazón no late, no quiere sentir. Tienes miedo de sufrir, y está cada
segundo temiendo si a cada latido le dolerá más. Tienes miedo de volver a caer
al agujero infinito y oscuro. Tienes miedo. Y pensar que pusiste esperanzas en
aquella persona que te prometía tantas cosas. Qué fácil es decepcionarse unos a
otros. Lo difícil es que no pase nunca…bueno, más que difícil, imposible. Lo
triste es que no sabes ir sola por la vida, que necesitas atarte a alguien.
Pobre inocente…y así te va. Y sabes que está mal, que tienes que cambiar, pero
no quieres. Sigues poniendo esperanzas en un mundo perfecto con la persona
perfecta…que día a día sientes que está más lejos y sientes que es más inútil
luchar, porque te quedas sin fuerzas...otra vez.
Y el miedo te come, no quieres volver a caer, buscas la
salida pero no aparece. Como en una pesadilla en la corres queriendo llegar a
ese sitio que nunca alcanzas. Silencio. Llanto. Y notas como de nuevo todas
esas piedras vuelven a caer encima de ti, aplastándote, y haciéndote pequeña,
más de lo que ya lo eres.
Vuelves a estar defraudada, cansada, sufriendo y dejándote
atraer al puto agujero del que nunca debiste salir.
jujuju-.